Aplaudo que, ante el 20-N, la Conferencia Episcopal haya querido dirigir su acertada orientación a la sociedad española, porque nos jugamos mucho en unas elecciones en las que decidimos nuestro futuro, y cabe tener en cuenta que la crisis de valores es el mayor daño que padecemos, de la que deriva incluso la crisis económica, por lo que hay que incidir en la cuestión moral.
Es necesario buscar opciones políticas que protejan la vida humana, vida que empieza en la concepción, como se ha demostrado científicamente, y que debe ser respetada hasta la muerte natural. Pero no se trata sólo de derogar la última ley del aborto, sino de eliminar definitivamente todo tipo de aborto.
Hay que proteger la familia tradicional, la que se inicia del matrimonio de un padre y de una madre, y hay que respetar el derecho de los padres a educar a sus hijos en libertad, de forma que también hay que eliminar la Ley de Educación para la Ciudadanía, que no es más que un adoctrinamiento de determinadas ideologías.
Lamentablemente, en estos momentos no hay ningún partido con representación parlamentaria que en su programa defienda los valores morales de la Iglesia, por lo que para el buen católico la elección es difícil, y quedan dos opciones: votar partidos minoritarios que sí defienden estos valores, y esperar que con el tiempo puedan llegar a alcanzar representación; o bien de entre los grandes partidos acudir al mal menor y votar a aquellos que menos se alejan de las tesis cristianas.
Ricardo Ramos Carrique, Párroco de Valldemossa.
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