La fatal creación de dinero de la nada gracias a los beneficios legales (intervencionismo a favor de los ricos) que el estado otorga a la banca para prestar lo que tiene sin existencia de base de ahorro previa ni referencia a valor estable que garantice los fondos (reserva fraccionaria y encaje del 100%). Lo que entre particulares es delito, con los bancos es legal. La utopía niega la posibilidad de lo real. El examen de realidades dinámicas como estáticas es un desastre para el reparto de la miseria.
Podemos llegar a la conclusión de que los españoles hemos estado pésimamente gobernados durante siglos y que el estado de la sociedad española durante todo este tiempo ha sido proporcional a la ineptitud de sus gobernantes. Puesto que no ha existido algo parecido a una democracia, resulta que los españoles no han elegido a sus parásitos, sino que les han sido impuestos. Por tanto si de algo somos responsables sería de haberlos tolerado y amamantado. El ejercicio del gobierno tiene una contradicción interna y es que si los gobernantes consiguieran transformar a su pueblo en seres prósperos, honrados y sabios, dejarían de ser necesarios. La meta última de los gobernados no sería buscar mejores formas de gobierno sino la ausencia de este. Como la sabiduría y la honradez no son proporcionales a la riqueza, no es haciéndonos ricos la forma de despojarnos de los parásitos, aunque siendo rico se hace bastante más llevadero.
Fabrican el dinero, poseen las armas, han diseñado las grandes instituciones transnacionales que controlan el planeta, son los amos de los medios de comunicación de masas y, además, de su parte está la gigantesca horda de cretinos que representan a esa humanidad vejada y degradada que ya ni piensa, ni siente, ni vive acorde a ningún principio señero que en otros tiempos orientara los caminos colectivos e individuales del ser humano. Esa mayoría que responde, como perros de Pavlov, a unos preceptos diseñados por un complejo proceso de ingeniería social.
Veo un río de lava que quemará hasta el último rastrojo de humanidad que queda en este miserable planeta de locos. Con angustia…, incluso, veo mi propio final.
Podemos llegar a la conclusión de que los españoles hemos estado pésimamente gobernados durante siglos y que el estado de la sociedad española durante todo este tiempo ha sido proporcional a la ineptitud de sus gobernantes. Puesto que no ha existido algo parecido a una democracia, resulta que los españoles no han elegido a sus parásitos, sino que les han sido impuestos. Por tanto si de algo somos responsables sería de haberlos tolerado y amamantado. El ejercicio del gobierno tiene una contradicción interna y es que si los gobernantes consiguieran transformar a su pueblo en seres prósperos, honrados y sabios, dejarían de ser necesarios. La meta última de los gobernados no sería buscar mejores formas de gobierno sino la ausencia de este. Como la sabiduría y la honradez no son proporcionales a la riqueza, no es haciéndonos ricos la forma de despojarnos de los parásitos, aunque siendo rico se hace bastante más llevadero.
Fabrican el dinero, poseen las armas, han diseñado las grandes instituciones transnacionales que controlan el planeta, son los amos de los medios de comunicación de masas y, además, de su parte está la gigantesca horda de cretinos que representan a esa humanidad vejada y degradada que ya ni piensa, ni siente, ni vive acorde a ningún principio señero que en otros tiempos orientara los caminos colectivos e individuales del ser humano. Esa mayoría que responde, como perros de Pavlov, a unos preceptos diseñados por un complejo proceso de ingeniería social.
Veo un río de lava que quemará hasta el último rastrojo de humanidad que queda en este miserable planeta de locos. Con angustia…, incluso, veo mi propio final.
FIRMADO POR: Joan
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