¿A DÓNDE NOS LLEVA LA MODERNIDAD?
La ruptura que pretenden los cospiranoicos de hoy, mientras defienden un desarrollo economicista impulsado por un pensamiento colonial, que es el responsable de esta riqueza y desarrollo del primer mundo iniciada con la invasión del territorio Abya Yala (antigua denominación de América), se acrecentó en la Colonia, se consolidó en el capitalismo y generó que los países ricos por su abundancia natural, fueran empobrecidos forjándose la producción de la pobreza y la miseria…
Que sin duda son propios de la tradición galileana de los siglos XVI y XVII caracterizados por su reduccionismo mecanicista que no debaten sobre el predominio económico, los intereses políticos, el contexto internacional, las condiciones nacionales y las relaciones de poder en todas estas dimensiones.
-Hoy negar la regla de las tres R (reutilizar, reducir y reciclar) para la sostenibilidad y los RSE, es tan peregrino como negar la ley de la gravedad.
Al respecto son bienvenidas las palabras de Amartya Sen (1998, p. 442), al afirmar que: Existe la necesidad, en cualquier país de ir más allá de las voces de los gobiernos, los mandos militares, los dirigentes empresariales y otros en posiciones de influencia, que tienden a ser escuchados con facilidad a través de las fronteras, para prestar atención a las sociedades civiles y a las gentes más débiles en diferentes países del mundo.
La Habana (Cuba), después de 63 años de Comunismo.
Porque mientras la clase dirigente y las oligarquías se afanan por el: ”poco, escaso, reducido” aumentan su riqueza exponencialmente, construyéndose fastuosas mansiones, y organizando espléndidos banquetes en lujosos salones de edificios públicos, cuando hay millones de personas que están sumida en la miseria.
La Agenda 2030 y los 17 ODS se hacen eco, de lo que ya denunciaba San Juan Pablo II.
Juan Pablo II consideraba que la Iglesia católica debe ser «una Iglesia de los pobres», es decir, una comunidad en la que sus hijos viven la «opción preferencial» (no excluyente) por los más necesitados.
Y Puntualizó: «Es una Iglesia que ofrece una atención preferencial a los pobres, tratando de compartir tiempo y recursos para aliviar sus sufrimientos».
Aquí no puedo por menos de destacar, una vez más, que los pobres constituyen el desafío actual, sobre todo para los pueblos ricos de nuestro planeta, donde millones de personas viven en condiciones inhumanas y muchos, literalmente, mueren de hambre.
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