Aquel movimiento popular contra la Corona de Inglaterra, que se hizo famoso con el arrojo del té al mar en 1773, representa la fuerza que puede tener el pueblo contra los abusos del poder, y su resurgir en EEUU, independientemente de sus limitaciones, supone desde el punto de vista moral, un paso positivo en la recuperación de unos valores olvidados por el bipartidismo norteamericano.
En España también necesitamos reaccionar, cuando vemos que los grandes partidos han sucumbido a las últimas teorías a la moda, que olvidan la ética tradicional para posicionarse en un progresismo ideológico que no es compartido por ninguna de las religiones históricas, y que de hecho, no forma parte del patrimonio cultural de nuestro país.
Hace falta apostar por un movimiento que recupere la defensa de la vida contra cualquier supuesto de aborto, que limite los desmanes de la ingeniería genética, que establezca el único matrimonio posible entre hombre y mujer, que defienda la familia tradicional, que auspicie un modelo educativo basado en verdaderos valores, que consiga que el Estado no se imponga sobre el ciudadano, que respete las raíces cristianas de España, y en resumen, que preserve aquello que de verdad nos hará progresar, ya que es necesario conservar lo autentico para avanzar en la línea correcta.
Ricardo Ramos C.
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