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miércoles, 21 de septiembre de 2011

EL PROGRESO NO ES CONOCIMIENTO Y LA POLÍTICA NO ES MORAL


-HOY, MUCHOS NO SABEMOS DE DONDE VENIMOS Y A DONDE VAMOS. 

Ya en su día dijo el filósofo Peter Sloterdijk: “Los hombres son ateos respecto del futuro. No creen en lo que saben incluso cuando se les demuestra de forma concluyente lo que tiene que ocurrir”. 

En la teoría tal vez lo crean. Pero dicen: a mí no me tocará. Y, de todos modos, no modificaré mi vida. Porque en todo ser humano no sólo están los egoísmos individuales, opuestos entre sí, sino también los egoísmos grupales. Nos estamos acostumbrando a un determinado estilo de vida que nos embriaga y nos suscita sentimiento de resistencia el modificarlo. También es verdad que son muy pocos los modelos que pueden animarnos a cambiar. Sólo desde la perspectiva moral el hombre puede experimentar un estilo de vida de renuncia racional y moral, sin tener que excluir de forma completa las posibilidades de nuestro tiempo. Debemos tener presente que el mundo en sí es bueno… Pero no todo el mundo es bueno y somos habitualmente los hombres los que lo estropeamos cuando alteramos el orden moral y nos erigimos como dioses. Un vicio del pensamiento político y cultural, muy generalizado en el hombre de hoy.

El escritor inglés Aldous Huxley predijo en 1932: que el aspecto característico de la modernidad sería la falsedad. En la falsa realidad, con una falsa verdad. 

Un dato: Hoy día los gobiernos (todos), acumulan deudas en unos niveles nunca vistos. Un solo país como Alemania gasta en el año 2010 nada menos que 43.900 millones de euros sólo para pagos de intereses a los bancos: eso quiere decir que a pesar de la riqueza existente, hemos llevado un tren de vida situado por encima de nuestras posibilidades. Otro dato: Sólo esos intereses, bastarían para alimentar durante un año a todos los niños de los países pobres y en desarrollo.

Desde el estallido de la “CRISIS” financiera, el endeudamiento de los Estados se ha incrementado en un 45% que equivalen a la cifra descomunal de más de 50 billones de dólares, algo sin precedentes. Sólo en los países de la Unión Europea durante el 2010 se han tomado más de 800.000 millones de euros en nuevos créditos. El nuevo endeudamiento en el presupuesto de Estados Unidos se sitúa en 1,56 billones de dólares, el nivel más alto de todos los tiempos. El profesor Kenneth Rogoff, de la Universidad de Harvard, dijo que: “Ya no hay normalidad, sino sólo una ilusión de normalidad”. Lo cierto es que las generaciones futuras están ya hipotecadas y soportarán una carga de deudas gigantescas.

En tal sentido de desmadre global que nos lleva a vivir de las generaciones futuras, se advierte que vivimos en la falsedad, vivimos orientados hacia las apariencias, vivimos desde un punto moral como necios, que razonan como apuntábamos al principio diciendo: a mí no me tocará.

Más allá de los planes políticos y financieros, es indispensable un examen de conciencia a nivel moral individual, colectivo y global, que nos ayude a dar un paso adelante para colocar las cosas en otra perspectiva y no considerarlas solamente desde el punto de vista de la factibilidad material y del éxito, sino desde la perspectiva de que hay una normatividad del amor al prójimo que se orienta por la voluntad de Dios al bien común y no sólo a nuestros deseos, y menos aun utilizando el odio, la fuerza, la violencia o la venganza. Se quiera o no admitir, estamos obligados a aceptar un cambio radical de conciencia. Ya que hay una contaminación del pensamiento y una carga tóxica que nos lleva irremisiblemente a perspectivas erróneas y para liberarnos de ellas se requiere una verdadera reconversión en el sentido de la fe que es un camino que se consideraba pasado y políticamente incorrecto.

La abadesa y médica Hidelgarda de Birgen expresó  hace ya novecientos años: “Si el hombre peca, el cosmos sufre”. Y los problemas de esta hora histórica es que se ha dejado de escuchar a Dios, e incluso de haber propiciado con la complicidad del llamado ‘ateísmo práctico’, una 'extinción de la luz que proviene de Dios'. Y sin regla moral de la vida y sin Dios, la libertad no tiene ya más parámetros y todo está permitido, todo es posible. Hasta la destrucción del hombre por el hombre.

Os recomiendo para profundizar en este pensamiento de regeneración moral, que os leáis la encíclica Caritas in Veritate de Benedicto XVI. 
 
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-in-veritate_sp.html

Notas extraídas del libro: Luz del Mundo.


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