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lunes, 14 de febrero de 2011

Tres artículos que puntualizan: SOBRE LOS ATAQUES VERTIDOS CONTRA LA IGLESIA Y EL PAPA, desde la Tribuna del Diario de Mallorca.


Tribuna Diario de Mallorca 31-01-2011
´¿Quo vadis Benedictus?´
RICARDO RAMOS, SACERDOTE
Que en un debate del Club Diario de Mallorca, Tarabini o José Jaume ataquen al Papa, parece entrar dentro de la lógica de la ideología de tales pensadores, pero los que más sorprenden son los que desde dentro también inciden en semejantes comentarios peyorativos como es el caso del sacerdote Jaume Alemany y de la profesora de Educación Secundaria Matilde Gastalver.
Con todo el respeto y aprecio a estos dos últimos, debo recordar que no pueden ser considerados expertos, como los definía algún periodista, y que la palabra teólogo les viene grande. No niego que en un sentido estricto puedan ser denominados teólogos, pero no son lo que con carácter general se entiende por tal. Yo mismo soy Licenciado en Estudios Eclesiásticos y Licenciado en Teología Dogmática, y me he dedicado a la docencia de la religión ocho años y sin embargo no me presento como teólogo, pues considero que esta palabra hay que reservarla para otros, según el sentido más genuino del vocablo que es definido por la Real Academia de la Lengua Española, como "persona que profesa la teología o tiene en esta ciencia especiales conocimientos", y son justamente los especiales conocimientos los que dan el sentido más profundo y popular a la palabra teólogo, sabiendo que profesar una ciencia, como define el mismo Diccionario de la RAE es "ejercer o enseñar una ciencia", y que no es lo mismo enseñar religión que enseñar teología.
Tal vez, haciendo un poco de autocrítica deberíamos reflexionar en la Diócesis sobre los criterios de selección del profesorado de religión, pues resulta lamentable que ciertas personas se dediquen a enseñar a nuestros niños y jóvenes cuando sabemos que lo que ellos piensan y dicen no es la verdadera doctrina de Cristo. Por ello considero que después del coloquio titulado "¿Quo vadis Benedictus?", debería haber dimisiones, o en su defecto destituciones.
Entrando en el tema en cuestión, es obvio que difiero de los comentarios que expresó el antiguo Vicario Episcopal Alemany al decir que "este modelo de Iglesia está destinado a acabarse y que el papado caerá poco a poco". Debemos recordar que el modelo de Iglesia que tenemos es el que quiso nuestro fundador Jesucristo, y que el papado es de institución divina, y que precisamente Nuestro Señor anunció proféticamente al primer papa: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificare mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16,13-20). Por eso estoy convencido que habrá persecuciones, como las que estamos sufriendo ahora (véanse los últimos casos de cristianos asesinados en Irak, Egipto, Pakistán, y tantos otros), pero el papado nunca caerá. Como dice la Biblia: "Nos acosan pero no nos derriban" (2 Cor 4).
Disiento también de lo que decía Alemany de que "el Vaticano hace más daño que bien." Yo en cambio, comparto la opinión de cientos de millones de católicos en todo el mundo y creo que la jerarquía vaticana está haciendo mucho bien al hombre, ofreciéndole el auténtico mensaje del Evangelio. Y basta ver la alegría e interés con que ingentes multitudes escuchan al Papa en sus viajes, en Roma, y en cualquier ámbito. En concreto Benedicto XVI es muy apreciado y sus audiencias de los miércoles superan en número a otro gran papa y también muy popular que fue Juan Pablo II, y cuya beatificación ya ha sido felizmente anunciada para el próximo 1 de mayo.
La Iglesia no necesita reformas estructurales en la línea que apuntaban los citados contertulios, pues la estructura organizativa actual funciona bien y es fiel a la Tradición, lo cual es fundamental para garantizar la sucesión de aquello que el Señor estableció, que es lo que debemos ser, y no una Iglesia a la última moda de turno como algunos querrían.
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Tribuna Diario de Mallorca 24-1-11
Ratzinger: Un gran Papa
RAFAEL PERERA. ABOGADO Y MAGISTRADO JUBILADO DEL TSJB
Cuatro mallorquines, Jaume Alemany, Matilde Gastalver, José Jaume y Antonio Tarabini, en una Mesa redonda recientemente celebrada en el Club Diario de Mallorca, pusieron de vuelta y media a Benedicto XVI y en general a la Iglesia Católica. En la reseña del acto publicada en el expresado diario se recogen algunas de las ideas mantenidas por dichos ponentes. Entre ellas, las siguientes: "El papado caerá poco a poco…."; "el modelo de Iglesia impulsado por Benedicto XVI está destinado a acabarse…"; "La Iglesia hace 2.000 años que miente a la gente…"; "La Iglesia de Ratzinger es una Iglesia de resistentes, con manía persecutoria y con contradicciones permanentes..."; "Benedicto XVI es una persona… muy peligrosa, por la gran cantidad de miedos que padece…"; "es un hombre entre el ser y el no ser…". Dicha reseña, además, lleva un subtítulo elocuente: "Los expertos coincidieron en que el catolicismo precisa una profunda reforma, y no confían en Benedicto XVI".
Pues bien, aunque uno no puede atribuirse la cualidad de "experto" (que Diario de Mallorca adjudica muy generosamente a las cuatro mencionadas personas), sí está legitimado para manifestar públicamente, con el debido respeto, la más profunda discrepancia respecto a los planteamientos mantenidos por dichos "expertos". Máxime cuando, por las aristas de sus respectivas intervenciones, parece claro que las mismas no respondían a afán constructivo alguno, sino a un ataque directo y frontal a la Iglesia Católica y personalmente al papa Benedicto XVI, siguiendo con ello una línea anti-iglesia muy en boga en estos tiempos.
Pero olvidan los ilustres "expertos", en primer lugar, que si, dejando de lado prejuicios y fobias personales, se repara objetivamente en la personalidad de quien hoy rige la Iglesia Católica, habrá de reconocerse, por de pronto, su extraordinaria talla humana, su excepcional nivel intelectual, su preparación teológica difícilmente superable y su entrega a fondo a la misión que viene desempeñando. Todo lo cual le ha valido el respeto y la consideración no sólo de millones de católicos, sino además, a nivel internacional, de la generalidad de las personalidades e instituciones del mundo. No parece, pues, que "el papado esté hoy cayendo poco a poco…", como se dijo en dicha mesa redonda (precisamente por un sacerdote); ni, menos, que Benedicto XVI pueda ser el artífice de tal supuesta "decadencia", ni… de la sustitución del actual modelo, como así parece insinuarse, por una "democracia"…
Menos puede admitirse el ataque al Papa y a la Iglesia Católica si se pretende fundamentarlo en sus 2.000 años de historia (durante los cuales –se dijo en la Mesa– la Iglesia ha estado "mintiendo a la gente"), por cuanto esos 2000 años de pervivencia en el mundo demuestran precisamente, en sentido contrario, su robustez y su vitalidad, y además –digámoslo sin vergüenza alguna– su origen sobrenatural. En efecto, sin tal carisma tiene difícil explicación humana la permanencia y subsistencia, a través de esos 20 siglos, de una entidad o sociedad, como la Iglesia, que ha sufrido crisis y riesgos sin cuenta (desde persecuciones y ataques a muerte, hasta cismas, guerras de religión, defecciones internas, corrupciones, simonías, nepotismos, cardenales y papas indignos, etc. etc.) que, pese a su gravedad, en modo alguno han podido minar la incombustibilidad de la que su fundador la dotó.
Otra cosa será, claro está, que la Iglesia deba mejorar y arrojar lastres que frenan su misión. E incluso que tenga que modificar ciertos aspectos accesorios (por ejemplo, incorporando a las mujeres al sacerdocio). Pero, al margen de ello, nada autoriza para tildar de "persona muy peligrosa" o de "hombre entre el ser y el no ser" y "dominado por el miedo" a quien como Joseph Ratzinger nos tiene acostumbrados a gestos decididos y valientes sin precedentes, como, por ejemplo, el de "arrastrarse" pidiendo perdón públicamente y hasta la saciedad (y también rigurosa justicia) por los pecados vergonzosos de determinados clérigos. Y, por otro lado, ha dado reiteradamente muestras de prudencia y habilidad extremas, en otras difíciles situaciones.
Estoy seguro, pues, de que muchos católicos discrepan abiertamente de la postura de los referidos "expertos" (y ello aunque entre los mismos figure, según se lee en la citada reseña, un ex alumno del propio Ratzinger). Y pienso también que alguien, en nombre de esa gran mayoría silenciosa que confía plenamente en Benedicto XVI (y que se siente herida por tales "expertos"), debe decirlo así claramente.

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Artículo de prensa de Diario de Mallorca sobre el Coloquio '¿Quo Vadis Benedictus?'celebrado en el Club Diario de Mallorca* 19-1-2011
*Mesa redonda sobre las directrices de la iglesia de Benedicto XVI. Martes 18 de enero de 2011. 19:00 horas
Alemany: ´Este modelo de Iglesia está destinado a acabarse y el papado caerá poco a poco´
Los expertos coinciden en que el catolicismo precisa una profunda reforma y no confían en Benedicto XVI
Jaume, Alemany, Gastalver y Tarabini en el Club.
Lorenzo MIQUEL ADROVER PALMA
Jaume Alemany, sacerdote del centro penitenciario de Palma, fue claro y contundente ayer en el Club Diario de Mallorca a la hora de dar su opinión sobre la Iglesia que impulsa el papa Benedicto XVI. "Este modelo de Iglesia –indicó Alemany– está destinado a acabarse y el papado caerá poco a poco. El Vaticano hace más daño que bien y yo prefiero hablar de una Iglesia de los seguidores de Jesús, pobre y al servicio de la sociedad".
Alemany fue apoyado por todos los participantes en el coloquio a la hora de pedir reformas estructurales en la Iglesia católica. Matilde Gastalver, teóloga y profesora de religión, aseguró que "Joseph Ratzinguer realizó una apuesta de la teología muy seria y ahora, cuando ha sido el papa Benedicto XVI, se ha tenido que desdecir de ellas". Gastalver pidió que en todos los ámbitos del catolicismo se pueda decir "lo que uno piensa, incluso en las parroquias". La teóloga indicó que Ratzinguer cambió de forma radical cuando fue nombrado prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe.
El periodista José Jaume fue uno de los que atacó más duramente a la Iglesia e intentó desmitificar la institución vaticana. Jaume, después de arremeter contra el vaticano y asegurar que la "Iglesia hace 2.000 años que miente a la gente y tapa los escándalos sexuales", criticó a la Conferencia Episcopal Española: "Es un partido político de extrema derecha, alineado con los movimientos más retrógrados actuales".
José Jaume acusó directamente a Benedicto XVI de impedir que las mujeres puedan acceder al sacerdocio y recordó que el papa pretende "convertir la Iglesia en una organización con poder de veto en todos los países católicos".
El sociólogo Antoni Tarabini, ex jesuita y ex alumno de Joseph Ratzinguer, disertó sobre las dudas de Benedicto XVI. "Se trata de una persona muy inteligente, pero a la vez muy peligrosa por la gran cantidad de miedos que padece. Si una persona tiene miedo, no cree en nadie y no tiene fe. Este es Benedicto XVI, un hombre entre el ser o no ser".
Tarabini criticó duramente a Ratzinguer al asegurar que "Me parece una barbaridad que un papa asegure que sólo el cristianismo puede salvar Europa, tal y como ha afirmado Benedicto XVI. La Iglesia de Ratzinguer es una Iglesia de resistentes, con manía persecutoria y con contradicciones permanentes por culpa del miedo que padece el papa".

1 comentario:

  1. Autor: P. Clemente González
    Fuente: Catholic.net

    ¿Cómo actuar ante los ataques a la Iglesia? Serenidad, sinceridad y caridad

    Hay principalmente tres actitudes que ayudan de manera especial al católico ante los ataques a la Iglesia: la serenidad, la sinceridad y la caridad.

    Le serenidad nace de la conciencia de que Cristo sigue estando presente en su Iglesia y que la fe es un don que "ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó lo que Dios preparó para los que le aman". (1 Cor 2,9). Así, dado que la fe de la Iglesia no es una lección de matemáticas básica, no hay que extrañarse si no todos la comprenden. Siempre habrá ataques, pues a la Iglesia le toca el mismo destino que a Cristo: "Éste está puesto para ser señal de contradicción". (Lc 2,34)

    Muchas veces los ataques a la Iglesia no son de mala voluntad, sino que surgen de la ignorancia de los atacantes. Hay que evitar los juicios y escucharlos con atención y respeto, tratando de iniciar juntos, un camino para encontrar la verdad. Por eso es necesario que cada cristiano conozca siempre mejor su fe, la profundice y sobre todo la viva cada día para poder dar respuesta a todo el que le pida razón de su esperanza (1 Pedro 3,15). El católico no tiene por qué temer la sinceridad pues tiene su seguridad en Cristo que dijo: “Yo soy la verdad”. (Jn 14,6)

    Conviene que un católico responda a los ataques, no con la discusión, ni con la agresión, sino con la caridad. El cristianismo no ha logrado sus grandes victorias por medio de la fuerza o del poder. Es el amor el que hizo diferente y deseable su estilo de vida. La caridad debe ser el distintivo de los cristianos, porque en la caridad el católico muestra que es un hijo de Dios. Debemos buscar el error y falsedad de las críticas, pero, a su vez, amar al hombre o mujer que las dice. El cristiano debe odiar el pecado, pero amar al pecador.

    "Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que los odian, orad por los que los persiguen..." Este es el mandato de Jesús.

    Por eso el cristiano debe defender a la Iglesia siempre como institución divina fundada por Jesucristo y como medio de santificación para todos los hombres, consciente de que está formada por seres humanos con fallos y debilidades pero que por encima de ella está la gracia de Dios. “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella”.

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